El día 23, para la presentación del Centro “21 de marzo”,
iba a utilizar gran parte de este escrito. Pero, en los actos cara a cara,
siempre se modifica y se improvisa.
Lo cual me ha permitido a su vez, ampliarlo levemente, que 2
minutos no dan para nada. Ahí va.
En 1963, Martin Luther King pronunció el discurso conocido como:
“I have a dream”, “Tengo un sueño”.
Yo también tengo un sueño. Aunque no me estoy comparando –
ni de lejos - con Luther King.
Hace 40 años murió el dictador. Hicimos una transición. Y
todo mejoró. Pero, hace poco que nos dimos cuenta que los cimientos de lo que
construimos entonces, están podridos. Porque utilizamos barro en vez de
hormigón.
La democracia nos llegó como un amanecer dichoso para
acabar con la larga noche de 40 años de dictadura. Hoy, 40 años después,
sabemos que esto a lo que le llaman democracia… ¡no lo es!
40 años más tarde, nos damos cuenta que nuestra opinión no
cuenta, que nuestros derechos se desvanecen y que las mejoras sociales de las
que nos sentíamos orgullosos, se diluyen como el azúcar en un café caliente.
La Constitución era un compromiso firmado por aquellos que
decían representarnos. Era un talón que nos entregaban a todos y cada uno, como
garantía de nuestros derechos. Pero era un cheque sin fondos, firmado por estafadores
que sólo representaban a los grandes propietarios de la riqueza de nuestro país
(y del mundo – que los mercados no tienen patria -) y no a la mayoría de sus ciudadanas y
ciudadanos.
No vamos a cobrar ese cheque nunca. Lo guardaremos para
recordar lo sucedido. Y vamos a cambiar ya de banco y de firmantes. Vamos a montarlo todo desde abajo, entre
nosotros, sin prisas – porque vamos muy lejos – pero sin pausas, que ¡ya
está bien! Es urgente y es radical, hay que cambiar desde la raíz. No valen ya
parches.
El 24 de mayo no es
el final de nada, es el comienzo.
Tengo un sueño: que un día los ciudadanxs se pondrá en pie y
reclamarán su poder
Tengo un
sueño: que un día Tres Cantos se transformará en uno de los primeros oasis de
libertad y justicia.
Sueño con un Tres Cantos donde todos tengan una vivienda
digna y no existan los desahucios. ¡Qué los hay! (Aunque no se vean).
Donde todos tengamos un empleo digno y medios económicos
para vivir sin aprietos. Donde desarrollemos las cooperativas, como fórmula de
trabajo y de obtener los mejores servicios.
Donde lo público
prime sobre lo privado y las instituciones cubran nuestras necesidades básicas
– como la sanidad - y garanticen la igualdad de oportunidades, desde la
educación.
Una ciudad donde nadie esté discriminado y protejamos
solidariamente a quienes más lo necesiten.
Un lugar con un modelo de desarrollo que proteja y mejore el
medio ambiente y la naturaleza y no sea su mortal enemigo.
Un Tres Cantos donde primen la alegría y la tolerancia. La
cooperación y la libertad. El entendimiento entre todos y la armonía. Un sueño de ciudad.